miércoles, 30 de julio de 2014

Peña Collarada - 2884m

Cuando el sol empezó a descubrirse tras el horizonte, nosotros ya estábamos acomodados en los viejos asientos del Canfranero, rumbo a Villanúa.


A las 10:30 del domingo 27 de Julio, nos apeamos en la estación de Villanúa.


Y tras echarle una ojeada al mapa, empezamos a subir con el sol azotando nuestros cogotes.


Una laaaarga siesta nos libro de patear durante las axfisiantes horas centrales del día.

Cuando el sol disminuyó la potencia, nosotros continuamos el ascenso.


En el mapa marcaba una fuente a 2400m. En una de las paradas para hidratarnos, viendo el rapido descenso del nivel de agua que llevaba la botella, volví a abrir el mapa para confirmar lo de la fuente.
Junto al mapa, compras una guía de rutas de la zona, que ni habíamos abierto. La abrí y leí en la reseña de la ruta: " ...por lomas de continua pendiente hasta el llano de la Fuente de los Campanales (2400m - 3h 30 min) generalmente seca." generalmente seca...... generalmente....seca....SECA!!!


Esas palabras nos sumaron un peso extra en las cabezas. Generalmente seca....


Llegamos al refugio de la Trapa.


Y después de hacer un poco el tonto en una zona de bulder y que una bandada de chovas se pusiera a dar vueltas encima de nuestras cabezas, continuamos el ascenso..... "generalmente seca"


A unos 2200m nos encontramos con un nevero salvador. Rellenamos nuestras botellas y montamos el campamento.


En esta ruta hemos incorporado una nueva cocina, la cual nos llevaremos a las américas.


Y con las luces de Villanúa, Castiello de Jaca y Jaca brillando en el horizonte, nos despedimos del día.


A la mañana siguiente, entre ovejas y nubarrones nos levantamos y recogimos el campamento.


Las nubes pasaban sobre nuestras cabezas. A veces descargando agua, otras, granizo...


Cuando íbamos a afrontar la ultima trepada, la cual nos llevaría directamente a la cima, se puso a granizar con fuerza. Pero un pedrolo, salvador como el nevero, nos protegió de las bolitas heladas que soltaba con rabia aquella nube.


Tras la fácil trepada, cima!!



Nubes por arriba y nubes por abajo, cirros y cúmulos, hicieron que nos quedásemos un buen rato contemplando el Pirineo a vista de chova.


Y luego, para abajo. Canchales, pedreras, piedras de todos los tamaños y colores hacían de inestables apoyos a nuestros pies. Lisas y mojadas, muchas nos complicaban el descenso.


A Lau le iba molestando la rodilla, y en una de las paradas que hicimos, me subí a esta peña, solo para la foto...


Después, mas pedrera. A ratos la pendiente era pronunciada y a Lau le dio un poco de respeto, lo que nos hizo bajar algo lentos.

Usando la maravillosa técnica de la escoba con el bastón


Cuando se acabó la pendiente y la lengua de piedras se asentó, nos hicimos una pasta calentita con atún y calamares; y bajamos hasta el Ibon de Ip.





Justo debajo de la represa del Ibón, se encuentra el Refugio libre de Ip. Muy bien cuidado, abajo tiene un comedor y en la planta de arriba hay sitio para dormir unas 20 personas.

Nos instalamos en él, y yo me fui a dar una vuelta por los alrededores con el papel higiénico en la bolsillo del pantalón.

Lau decidió que ya había andado lo suficiente aquel día.


Me tumbé en la hierva húmeda viendo pasar sobre mi, buitres que bajaban del circo de Ip hacia Canfranc. Dos parejas de quebrantahuesos también me sobrevolaron asombrosamente cerca. Las marmotas se asomaban, tímidas, entre las piedras. Las chovas se dejaban oír en las paredes cercanas, y un rebaño de ovejas avanzaba lentamente a lo lejos, haciendo sonar sus cencerros.

Para cenar, arroz con mejillones y un poco de la pasta que había sobrado al medio día.

Tras meternos en los sacos y apagar la voz y los frontales, un Lirón con insomnio y poca discreción, se puso hacer de las suyas por todo el refu. Empezó mordiendo unas botellas de plástico que alguien había dejado en una ventana, luego se subió a la mesa donde habíamos dejado las sobras de la cena (tapada) y mordisqueo el paquete de galletas y la bolsa de arroz.

Foto de internet

Nos pareció  que se estaba pasando, así que me levanté y lo perseguí con el bastón hasta arrinconarlo en una esquina. Se metió en un agujero. Lo taponé con una bolsa de plástico y me volví a meter en el saco.
Apenas había apagado el frontal, empezó el ruidoso roedor a arañar la bolsa para salir.
Me volví a levantar, recogí bien lo de la cena, le quite la opresora bolsa y nos fabricamos unos tapones para los oídos.

Ya fuese por los tapones, o por el cansancio que acumulábamos en nuestros cuerpos, nos dormimos enseguida sin prestarle mas atención al Lirón.

Nos despertamos con el aullido del viento tras las paredes. La mañana amaneció con mas nubes y lluvia.

Dejamos atrás el Refugio de Ip y bajamos por el valle del mismo nombre.





Nos asomamos a otro refugio abierto llamado "la Paridera".


Y seguimos bajando con una fina lluvia de compañera...


El viento comenzó a llevarse las nubes cuando empezamos a bajar por los pinos.


A la cámara le quedaba muy poca batería, así que me la guarde en el bolsillo para echar las ultimas fotos en la estación de Canfranc.

Para hacer un poco entretenido el descenso, y que Lau se olvidara en parte de sus agujetas, fuimos buscando debajo de los helechos las ricas fresas silvestres.

Al llegar al final del valle, remontamos el río Aragón por la GR 65, la del Camino de Santiago, hasta llegar a Canfranc Estación. Nos cruzamos con, creemos, que peregrinos, los cuales nos desearon "buen camino", pues vale..

Al llegar al pueblo, encargamos un pollo asado con patatas, nos comimos, una ensaimada yo y una napolitana Laura, y nos fuimos a echar la siesta a la antigua estación internacional de Canfranc.

Saqué la cámara para hacer algunas fotos y... durante la bajada se me había encendido en el bolsillo, consumiéndose la poca batería que le quedaba.

Tras la siesta, un café en un bar, una visita al baño y a esperar el Canfranero.

A las 22:00 estábamos ya en la estación de Goya.

Primer casi 3000 de Laura, no se si repetirá....


Jau!!